Quienes me inspiran a seguir

jueves, 21 de enero de 2016

30 días, 30 relatos - Día 16

16.- La próxima vez que estés comiendo, escribe sobre la comida en tu plato. Describe cada porción. Mientras estás comiendo, escribe sobre todos los sabores en tu lengua.


Nota: No soy de las personas que despierta con hambre, pero para este reto, obligada. Agarré lo primero que encontré en la cocina y fue porque la mañana es el único momento que tengo para escribir.






Me tomo un momento y miro la taza y el plato que descansan en la mesa frente a mí. Una taza humeante de infusión de manzanilla con canela y miel, y un plato de tomate con ajo. Es lo más apetitoso que me atrevo a comer a las diez de la mañana.

Tomo un bocado de tomate y muerdo lentamente. Es ácido, con la sal justa para no opacar su ligero dulzor natural. Casi de inmediato una sensación picante invade mi boca, debido a un gran trozo de ajo. Trago, mirando fijamente la taza, tomándola entre mis manos cuando he terminado con el trozo de tomate que me había llevado a la boca. Doy un sorbo, sintiendo el calor en mis labios y lengua. Primero siento el sabor dulce de la miel, tan dulce que neutraliza por completo la sensación picante que dejó aquel trozo de ajo en mi boca. Luego siento la canela, con  su agradable aroma y sabor. Finalmente, muy tenue, el sabor de la manzanilla, que me llena de inmediato con un sentimiento de tranquilidad.

Aparto el plato hacia un lado y me quedo con la taza en las manos. Las mañanas no deberían ser para comer, deberían ser para beber infusiones y ver El Conde de Montecristo.

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