Quienes me inspiran a seguir

lunes, 10 de febrero de 2014

Absurda


A cada paso que daba, sentía que su corazón se hundía de pesar. Y lo más idiota, lo más irreverente, era que ella misma se lo había buscado. Ella había dado el paso en retroceso, ella había comenzado y terminado con el adiós. ¿Por qué simplemente no podía decir la verdad?


Negó con la cabeza, secando las lágrimas que corrían por sus mejillas. Por un momento estúpido Kamil pensó que él la seguiría. Por un momento de absurda ilusión pensó, imaginó que él la tomaría del brazo y le diría que todo estaba bien, que era libre de llorar. Que la abrazaría incluso contra sus pataletas, contra sus gritos y contra la máscara de hielo que siempre mostraba ante todos. Porque él siempre era capaz de destrozar la imagen que proyectaba hacia el mundo, siempre era capaz de deshacer todo lo que ella con esmero había construído a su alrededor, apartando la soledad y el dolor a los cuales estaba tan acostumbrada.


Y lo peor de todo era que la rabia, el odio que sentía... ni siquiera eran contra él. Eran siempre contra sí misma. Era rabia por no poder desmoronarse sin temor a lo que pensara, sin temor a que él sintiera que era inútil a su lado. Y lo odiaba. Odiaba causarle esa inseguridad, esa inestabilidad.


Se odiaba por no poder entregarle jamás nada bueno. Nada de valor. Nada más que una promesa de amor incondicional, aunque doliera... Aunque su amor se enterrara e hiriera como espinas de sentimientos absurdamente encontrados dentro de su corazón.


Subió en el automóvil, sin siquiera mirar al conductor del mismo. No necesitaba mirarlo para saber la preocupación que enmarcaba su rostro. El recorrido transcurrió por largos minutos en completo silencio, con conductor y pasajero atentos en el camino.


—Señorita.


Kamil volteó la mirada al hombre, sus lágrimas brillando en la oscuridad. Él continuaba atento al camino, esquivando el resto de los vehículos que pasaban por la autopista.


—No sé lo que le aqueja —continuó él—, pero no debería llorar de esa manera. Y sé que no soy nadie para decirlo, pero puedo ver en su rostro que las decisiones que ha tomado, la han herido... mucho. No se deje abatir por el dolor, no deje que la venza. Seguramente es una muchacha muy fuerte. Si enfrenta sus temores con fortaleza y decisión, seguramente todo se arreglará.


El hombre sonrió, mirándola al detenerse frente a una luz roja.

Y Kamil se desarmó, llorando de manera descontrolada.

domingo, 2 de febrero de 2014

Carta al Mundo

¿Se han dado cuenta lo que se siente cuando descubres que algo no sólo fue un error, sino que... fue una traición? Así, sin necesitar pruebas ni confesiones, porque dentro de ti lo sientes como lo que en verdad es, como una traición pura y dura.

Bueno, así me siento yo.

A veces trato de luchar contra mi cabeza, pero ¿saben?, en realidad es muy difícil. Porque cada vez que me miro al espejo, me odio. Porque cuando recuerdo palabras de algunas personas, siento que nada vale la pena. Porque creí en personas que solo se estuvieron riendo de mí todo el maldito tiempo, y eso no es justo. ¡No es justo, maldición! ¿Qué les hice yo? Estuve siempre allí, con mis estúpidas palabras de aliento, con mi estúpido buen corazón, con mi estúpida sumisa forma de ser. ¿Qué les importó? Solo les gustó jugar con mi confianza, con mi dolor, con mis imperfecciones, burlándose de mí todo el maldito tiempo.

¿Y qué si no tengo nada bueno que entregar? ¿Y qué si siempre estoy deprimida? ¿Eso les da derecho de hacerme tanto daño? Y lo peor no es eso, lo peor es que ellos son las víctimas siempre. Porque yo fui la mala, porque yo fui la que le "rompió el corazón" a uno y quien no "aconsejó" de buena manera a otro. ¿Y dónde queda lo que yo soy, lo que yo siento? ¿Dónde queda lo destrozada y absurda que me siento?

En este momento... sé que soy realmente patética. Y no quiero que me digan lo contrario, porque es algo que sé y que asumí. Soy una idiota torpe y patética que no puede siquiera cargar con el propio reflejo que le devuelve el espejo cada mañana. Porque estoy harta de sentirme así, pero no sé cómo dejar de sentirlo de esta manera.

¿Alguna vez se han reído de ustedes? Cuando eres imperfecto, y vulnerable, y te odias. ¿Alguna vez les han dicho que los aman mientras miran modelos mejores, más bonitos, haciéndote sentir afortunada por las migajas que consigues?

A mí sí.

Me dijeron que me amaban muchas veces, y aunque ahora estoy con una persona que me ayudaría a conseguir el mundo que yo no puedo alcanzar porque soy demasiado débil y cobarde, las traiciones y los errores aún me duelen. Me duelen porque yo confié, puse mi vida en un par de manos por completo durante cuatro años, relegándome hasta el final siempre, aceptando un porcentaje de compasión que pensé me correspondía. Y ahora veo la luz, pero... ¿por qué no puedo dejar de sentirme destrozada y herida?

Porque confié, estúpidamente confié. Di mi voluntad a cambio de gritos, de dolor, de horas y horas interminables de llanto que no puedo olvidar, de lágrimas que no puedo secar, de pesadillas que no sé cómo espantar.

¿Existe alguien allá afuera que se sienta como yo? ¿O soy la única loca esquizofrénica que se siente así? Pidiendo perdón a quienes sufren esquizofrenia, yo sé que no son tan como yo.

Porque soy patética. Porque me siento pequeña, vulnerable y patética. Porque no puedo con esto sola pero no tengo el valor de pedir que alguien me ayude, porque soy demasiado orgullosa como para permitir que las personas que amo me vean así de destrozada y herida.

Hay cosas que he podido superar, pero me ha costado tanto, tanto, que ya no me siento capaz de salir de este estado una vez más. Siento que me estoy perdiendo a mí misma otra vez y necesito que el mundo me muestre lo que en verdad soy. Pero estoy aterrada de eso. ¿Y si aquello que me muestran es demasiado como para soportar? ¿Y si no estoy preparada para enfrentar la verdad?

No soy una mujer perfecta, en realidad sé, estoy consciente que soy el colmo de la imperfección. No soy una chica atractiva, ni inteligente, ni mucho menos tengo algo que me haga especial. No soy buena hablando, no soy buena mostrándome al mundo tal y como soy porque estoy jodidamente asustada de lo que las personas piensen. Porque por mucho tiempo mi vida estuvo regida por el "qué dirán", relegando lo que yo no soy y lo que yo no sé a último plano, desviviéndome por quienes quiero, por quienes habían llegado como caballeros oscuros para decirme que si el mundo era una mierda, que yo fuera el doble de mierda con el mundo.

Pero ¿cómo hacer eso cuando no te nace, cuando no lo sientes?

¿Y cómo perdonar la crueldad de lo que he visto, de lo que he leído, de lo que me han hecho, directa o indirectamente?

A principios de este año me dije que todo sería diferente, que no volvería a caer en la depresión, que todo iba a salir bien de ahora en adelante. Pero ya no siento esa convicción y ya no tengo el coraje para dejar de hacer todo lo que hacía para no sentirme más de esta manera.

Me siento como un monstruo, como una abominación, como una aberración que no debería de existir. Porque me he mirado al espejo y no he encontrado, para variar, nada que me guste. Porque he mirado mis muñecas y he tenido el impulso idiota de volver a lo que hacía siempre. Porque me he inclinado sobre el lavamanos del baño y lo he sacado todo como dije que no lo haría. Y al no parecerme suficiente estoy siendo tan patética para escribirlo aquí, en mi santuario, aquel que dije jamás mancillaría.

Me siento tan idiota que solo quiero que el mundo venga y me rescate. Que me cubra o que me mate, pero que me arranque este dolor que no debería existir.

Siento rabia, siento odio, siento dolor. Y lo peor de todo es que no es contra quienes puedan merecerlo, es todo, absolutamente todo contra mí.

Y lo detesto...

Cristal.-