Quienes me inspiran a seguir

sábado, 19 de mayo de 2012

Colores


Porque explotan frente a mi rostro cada vez que me dices "te amo"...
Porque de pronto me parecen hasta más brillantes y vívidos...
Porque cuando imagino tu corazón solo veo algo intenso...
Porque los colores que pintas cada noche en mis sueños...

...Simplemente me derriten el alma.

viernes, 18 de mayo de 2012

Ahora y para siempre


Sentada en esa banca otra vez... Puedo observar tu rostro tranquilo, relajado, la mirada atenta en las líneas del libro que esta vez lees. ¿Qué será? ¿Romance o terror? ¿Fantasía o realidad? Sea lo que sea, leas lo que leas, observes lo que observes, sé que tu mente maquina algo maravilloso. Sé que dentro de ti, ideas hermosas se sujetan y entrelazan como finas cintas de suave seda, frágiles pero resistentes, posibles de cortar pero imposibles de desgarrar.

Alzas la vista y sonríes, el viento mece tus cabellos y tus ojos se encuentran con los míos. Me acerco a ti, tú susurras mi nombre, yo sonrío en respuesta, besando tu frente con todo el amor que puedo profesar en esa caricia. No puedo explicar este sentimiento sublime y eterno, efímero y real, simplemente no encuentro las palabras, estas no llegan a mi mente racional o a mis labios que no dejan de sonreírte mientras el brillo de reconocimiento se posa en tus ojos brillantes y vivaces.

—He recordado un poco más —dices, cerrando el libro con cuidado.

—¿En serio? —asientes con la cabeza en respuesta, sin dejar de sonreír— Estoy muy orgulloso de ti, Cassie...

Dejas el libro a un lado y buscas mis brazos, los cuales no soy capaz de negarte. Te abrazo con fuerza, casi con posesión. ¿Porqué te quiero tanto, si apenas te conozco? ¿Porqué tengo estas ganas locas de cuidar de ti, de no dejar que nada te lastime? Mi pequeña, frágil y dulce princesa, mi hermosa flor que se abre en primavera, la musa de los sueños más locos sin lujuria que un hombre pueda tener.

—Te amo, Aramis —susurras contra mi cuello, el viento vuelve a soplar.

—Y yo te amo a ti, Cassandra...

Y es cierto, te amo pero... Lamento que no sea de la manera en la que deseas. No puedo hacer nada contra eso, quiero decirte, pero no quiero forzar a tus recuerdos escondidos mucho más de lo que tú los fuerzas. No te dejes llevar por ese dolor, mi pequeña, quiero decirte. Mi niña, no es necesario que recuerdes el dolor del pasado ni mi rechazo, podemos quedarnos así para siempre, amándonos de esta sana manera que ninguno de los dos sabe describir.

—¿Estaremos siempre juntos, cierto? —preguntas con inseguridad, buscando mi mirada.

Tus ojos sinceros, brillantes, la luz en ellos me hace quererte incluso más de lo que quiero quererte, pero no puedo evitarlo. Quiero estar contigo... Como amigo, pero es algo que no volveré a decirte. No voy a lastimarte mientras pasas por este proceso, mientras buscas un nuevo y verdadero amor, uno imperecedero, uno que te merezca más que yo. Y yo no dejaré de buscar el amor en otras personas, en otras mujeres que no son tú pero, ¿sabes?... No podemos estar siempre juntos, así que me toca mentirte otra vez.

—Ahora y para siempre, mi niña...

jueves, 17 de mayo de 2012

Efímera



Puedo verte allí, y te ves hermosa, como siempre.


Quisiera poder aferrar tu mano en estos momentos, pues se que me necesitas más que nunca en tu vida y yo... No puedo estar a tu lado tomando tu mano, pero no sabes cuánto me gustaría estar allí, a tu lado, sintiendo como tu calor se apaga pero luchando porque mi propio calor llegue a ti como un día fuiste capaz de devolverme de la muerte con tu cálido corazón.


Ahora, cuando más me necesitas, es cuando soy más inútil...


Quiero tomar tu mano, aunque eso rompa tu magia efímera, y gritarte de manera que puedas escucharme entre tus pesadillas. Rogarte que despiertes, rogarte que no dejes de luchar, que no te rindas. ¿Por qué me dejas? ¿Por qué ya no luchas más?


¡Necesito los latidos de tu corazón para que el mío siga latiendo!


—Cassandra… —tu nombre escapa de mis labios en un susurro, negándome a la realidad.


Cierro los ojos con fuerza, deseando que cuando los abra nuevamente, pueda ver tu magnífica sonrisa siéndome regalada como tantas otras veces… Pero eso no sucederá.


—No me dejes tú también… —otro de mis susurros envueltos en dolor.


Y es que no quiero que me dejes, no quiero que te vayas de mi lado. Quiero ser egoísta y atarte a mi lado, quiero tenerte entre mis brazos solo para mi, aunque jamás pude responder tu pregunta o incluso, corresponder tus sentimientos. Aún así, a pesar de eso…


—No me dejes…


Necesito tu sonrisa efímera, tus ganas de vivir, tus palabras al anochecer cuando te marchas sin mirar atrás. Necesito tu figura etérea danzando a mí alrededor, necesito de tu fragancia a jazmín al amanecer…


Te necesito, mi pequeña princesa, hada efímera de mis sueños…

martes, 15 de mayo de 2012

Calor


No sé cómo haces para que, incluso a través de la distancia, yo pueda sentir tu calor durante la noche...
Haces que me pregunte cómo llegamos a esta situación y, a veces, sinceramente no me importa la respuesta final, pues la pregunta ni siquiera es concreta.
Siento deseos indecorosos en algunos momentos, ¿sabes? Lógicamente todos llevan a ti, era que no, pero simplemente no puedo evitar que este calor se extienda por mis venas completamente fuera de control, casi tomando posesión de mí.
Pensé que mi cuerpo y corazón estaban congelados pero... Derribaste mis muros de hielo con tu calor y... Me gusta demasiado.
Ahora solo te digo, ten cuidado, probablemente ya no quiera dejarte ir...

domingo, 13 de mayo de 2012

Tú...


...Me has llenado de amor, de caricias etéreas, de sueños que antes me parecían imposibles.

...Existes, eres real, eres tangible aunque mis manos no te alcancen aún.

...Eres simplemente tú... Y me enamoraste siendo tú.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Madre


A pesar de todo lo que te amo... Quiero hacer esto como una forma egoísta de desahogar el dolor que en estos minutos está cargando mi corazón.

Tal vez nunca tuvimos una relación maravillosa, tal vez nunca nos miramos demasiado como para apreciar los sentimientos que guardábamos la una por la otra, tal vez hoy sea demasiado tarde para decirte todo lo que siento... Pero de todas formas lo haré. Porque soy egoísta.

¿Recuerdas cuando peleábamos por tonterías? Yo sí, claramente lo recuerdo. Recuerdo que tú ponías cara de circunstancia cuando llegaba a entradas horas de la noche a casa, y tú me interpelabas que no me mandaba sola. Siempre te dije que lo hacía, que tenía el derecho de mandarme a mí misma porque me lo había ganado a base de esfuerzo y responsabilidad. Tú gritabas, yo bajaba la cabeza. Recuerdo que te enfurecía que tratase de mantener orden en una vida irremediablemente caótica, cuando ninguna de las dos se conocía en verdad.

También recuerdo cuando me marché de casa aquella tarde lluviosa de Mayo. Habíamos peleado otra vez, ni siquiera recuerdo la razón de nuestra disputa, solo soy capaz de recordar que caminé durante largas horas bajo la lluvia, sollozando como una nena desconsolada pues no sabía qué más hacer. Quería ser perfecta para ti también, pero jamás logré conseguirlo. Tal vez me esforcé demasiado o tal vez no me esforcé lo suficiente. No lo sé, ahora no me importa. Solo me importa que, cuando yo pensaba que no te importaba más (tus palabras hirientes me lo mostraron así), justamente llamaste a mi móvil. Recuerdo tus palabras exactas y, aunque en ese momento me dolieron hasta el infinito, hoy las recuerdo con una sonrisa en el rostro: "Ven inmediatamente a casa o pescarás una pulmonía". Tu voz demandante no dejaba lugar a réplica y yo, sumisa, volví a casa. Al llegar me esperabas con una manta, un café y una reprimenda pujando por salir de tus labios. Las dos primeras llegaron al segundo, la tercera... La hiciste esperar hasta la mañana siguiente, cuando una alta fiebre me azotaba.

A veces, más que como una madre, te veía como una tutora estricta y dedicada, que quería solamente poner orden en su metro cuadrado, que quería mandar bajo su techo y que siempre hablaba con una seguridad aplastante. Me enseñaste con ese actuar tuyo que una debe levantarse sola, que el valor es importante en este mundo cruel, que si no llevo mis valores aferrados firmemente de la mano no soy nada, que a veces una se siente sola y que tiene que acostumbrarme. También me enseñaste que el amor no existía... Hasta que me dijiste que estabas enamorada otra vez y de un hombre que no era mi padre (por suerte).

Hoy... Hoy sí puedo verte como una madre pues si bien nunca fuiste muy cariñosa o atenta conmigo, me he dado cuenta que tu amor se cuenta en detalles. Porque cuando me fui de manera definitiva de tu casa, en nuestra última discusión hace casi tres años, tú no me buscaste (y yo tampoco quise hacerlo, tal vez por miedo, quién sabe) pero... Pero llorabas todas las noches por cómo habían continuado las cosas entre nosotras.

Te culpabas por haberme dejado ir, por no ser más blanda y por no darme el amor desbordante que yo, a veces, te exigía de manera puramente egoísta. Pero, al final de todo, la culpa no es de nadie. La culpa no es tuya, pues siempre fuiste un modelo de mujer realmente perfecto a seguir. Fuerte, dura, una mujer que sabía levantarse sola de sus caídas sin derramar más de una lágrima. A veces sueño con un día tener tu entereza.

La culpa tampoco es mía porque, al final de cuentas, yo solamente exigía más amor del que te enseñaron tus padres a dar. Yo, tan exigente contigo y tú, tan exigente conmigo, ambas en una carrera por quién se cansaba primero para darle el triunfo a aquella que podía continuar en la carrera...

Mamá... Hoy entiendo que todo lo que pasó entre nosotras, solo fue tu manera tosca de enseñarme sobre la vida y sobre cómo ser una mujer. Sin ti hoy no sería la mujer que soy (para bien o para mal). Sin ti no sabría amar de la manera en la que sé. Sin ti hoy no sería más que una cáscara sin personalidad... Tú forjaste, junto a muchos otros, lo que soy hoy, pero de entre todos, creo que es contigo con quien debo estar más agradecida.

Mamá... Tal vez jamás llegues a leer esto y, tal vez, yo jamás tenga el verdadero valor que tú me enseñaste para decírtelo a la cara. Soy una cobarde, lamento no poder enorgullecerte como quieres que lo haga pero prometo que me esforzaré cada día porque las cosas sean mejores y yo poder, si acaso, ser la mitad de excelente mujer que eres tú. Prometo esforzarme en ser yo misma para siempre también. Prometo que tomaré tus enseñanzas y les sacaré todo el provecho posible. Prometo... Enorgullecerte más de lo que tus esperanzas piden.

Te amo, mamá, siempre ha sido así... Y siempre lo será.

domingo, 6 de mayo de 2012

Hogar


No importa si estoy entre la nieve y la ventisca o entre la arena y el sol.
No importa si me moví un poco a la izquierda o a la derecha.
No importa si estoy en el norte o en el sur.
No importa si hablo Alemán, Italiano, Francés o Inglés.
No importa si estás a mi lado o a mil kilómetros de distancia.
No importa si hablamos siquiera el mismo idioma...

Mi puerto seguro... Mi hogar...

Está en tu corazón.

jueves, 3 de mayo de 2012

Pequeño


El corazón de los seres humanos es pequeño, es del mismo tamaño que nuestro puño cerrado, es realmente pequeño para la importante función que tiene que cumplir. ¿Será, acaso, un aviso de lo poco que los seres humanos somos capaces de entregar? No quiero imaginar que es así, sino más bien todo lo contrario.

Quiero pensar que el amor que sale del corazón no es equivalente a la cantidad, sino a la calidad, pero entonces viene otra pregunta que me deja en una encrucijada: ¿Los corazones rotos / dañados / quebrados / heridos / enfermos... Son capaces de entregar amor de calidad?

La cantidad, entonces, es relativa a la proporción en la medida del daño causado...

¿O la calidad es directamente proporcional al daño?

Pequeño o no, herido o sano... Mi amor llegará hacia ti.

Porque mi amor hoy es infinito, aunque mi corazón no sea grande.

martes, 1 de mayo de 2012

A un Hermano



Querido L.:

No sé si este será el medio adecuado para decir lo que siento/pienso, pero no tengo un recurso mejor. Tampoco sé si algún día tú lo verás, pero tengo la esperanza acunada en el corazón de que será así.

L., yo... Lo siento mucho.

Lamento si hice o dije algo que te molestara, lamento si no fui lo suficiente para mantenerme a tu lado, lamento si mis decisiones egoístas te han lastimado más de lo que yo imaginé sucedería. Lamento el estar de pronto comportándome como siempre, pero es que no sé tampoco ser de otra manera. Lamento si dije algo y te has sentido herido. Lamento si me fui y te haz sentido abandonado. Lamento si estoy equivocada con todo estoy y solo estoy hablando incoherencias egoístas una vez más...

L., quiero que sepas que te amo.

Te amo como se ama a un hermano, a un compañero de toda la vida, a la sombra de las travesuras. Te amo como si fueras parte de mi (cosa que en parte eres, pues te siento así) y, a pesar de que la indiferencia asesinó un poquito de mí ese día domingo, aún así no dejo de sentir todo esto por ti. L., para mí tú eres como mi familia, esa que siempre quise tener a mi lado. Eres como el hermano con el que soñé o el hijo que anhelé cuidar y mimar. Eres como el compañero de aventuras y el pequeño joven sabio. L,. tú tienes parte de mi corazón contigo en este minuto, puedes hacer lo que quieras con él.

Una vez te lo dije, a pesar de que no recuerdo mis palabras exactas, sé que lo dije:

"Ahora eres parte de mi corazón. Tienes una gran parte de él. Te lo regalo"

Creo que eso es todo lo que quería decir. Ahora solo me queda esperar a que lo veas (si es que lo haces) y pues... También esperar los mejores resultados.

Con mucho amor...

Esa chica que aún está para ti... Y lo estará para siempre.