Quienes me inspiran a seguir

jueves, 28 de agosto de 2014

Desgarro

«Días y noches regaladas, desperdiciadas quizá.
Sábanas desgarradas sin pasión, sólo con dolor.»

Rebecca se sentó, mirando a la gente pasar. El peso sobre su corazón aún no desaparecía y ella comenzaba a pensar que tal vez nunca se iría. Estaba comenzando a pensar que ese peso era el castigo perfecto por todo lo que había sucedido. Por su credulidad, por su inmoralidad sentimental.

Le vio en la distancia, caminando de manera despreocupada. De su brazo, otra hermosa chica caminaba. No era la misma de la última vez, ésta tenía el cabello negro. No recordaba que le gustaran tan bonitas, pero él siempre le había hecho creer que el físico en realidad no le importaba.

Menuda idiota había sido.

Lo que le había dicho hacía tanto tiempo, ¿cómo eran esas palabras? ¿De dónde habían salido? No lograba recordar y en ese momento no se sentía con las energías suficientes como para tratar de evocar un poco del valor que la había atacado esa vez. El valor y la rabia con el tiempo se habían transformado en un sentimiento tan amargo que apenas la dejaba dormir por las noches.

Había aprendido a desgarrarse por dentro para no gritar durante las pesadillas que la acechaban.

Había aprendido a romper su corazón una y otra vez para recordarse lo que él le había hecho.

Porque él la había desgarrado, y ahora no podía vivir sin ese sentimiento masoquista recientemente descubierto.

Rebecca se levantó de la banca, las manos en los bolsillos y el flequillo cubriendo su mirada en esa noche cerrada y fría. Pasó de largo la tabaquería, así como también obvió el hecho de que la garganta le quemaba por algo de alcohol.

En lugar de castigar su garganta, sus pulmones y su hígado, sólo siguió caminando.

Tal vez lastimar sus pies aliviaría un poco el dolor por haber desgarrado tanto su alma y su corazón.

sábado, 16 de agosto de 2014

Recuerdo


Recuerdo...
Recuerdo aquellos días en los que miraba al horizonte sin preocuparme de nada que no fuera en tomar tu mano mientras observábamos el atardecer.
Recuerdo la manera en la cual tus dedos, largos y cálidos, sujetaban los míos con fuerza y delicadeza.
Recuerdo la forma en la que mi respiración se detenía cuando el sol arrojaba sus últimos rayos sobre nosotros, dejando una estela de colores rojos, anaranjados, malvas y púrpuras en el espacio infinito sobre nuestras cabezas.
Recuerdo tus ojos mirándome tan fijamente. Y recuerdo las ansias nerviosas que cosquilleaban en mi estómago.
Recuerdo el color dorado brillante de la línea al desaparecer entre nosotros, justo debajo de nuestras manos entrelazadas.
Recuerdo tu nombre susurrado por mis labios con una voz que nunca sentí mía, porque sonaba tan endemoniadamente enamorada de ti, de todo de ti.
Recuerdo el impulso cuando la primera estrella, con el cielo ya oscuro, nos iluminaba incluso antes que la tardía luna.
Recuerdo mi espalda chocando contra las hojas secas de los árboles.
Recuerdo tus labios posándose ansiosos sobre los míos.
Recuerdo mis manos aferrándose a tu espalda.
Recuerdo el brillo de mis ojos reflejado en tu mirada.
Recuerdo... recuerdo todo lo referente a ti, cada momento de manera tan perfecta, que incluso ahora, luego de transcurrido tanto tiempo, continúa quitándome el aliento.

domingo, 10 de agosto de 2014

Extraño


Me he puesto a pensar y he llegado a la conclusión de que... hay tantas cosas que extraño...
Extraño el sonido de tus pasos resonando al amanecer sobre las hojas secas.
Extraño el calor de tu mano sujetando la mía en medio de la oscuridad.
Extraño la sonrisa que se dibujaba en tu rostro cada vez que me mirabas.
Extraño el color de tus ojos, que se confunde con la infinidad de una noche cerrada.
Extraño las palabras, esas que viajaban desde ti hasta mí en medio del silencio.
Extraño tus «te quiero», esos susurrados a media voz, como un secreto que quieres sea descubierto.
Extraño el roce de tus labios sobre mi piel, como si trataras de memorizarla.
Y por sobre todo, te extraño a ti.
Te extraño como lo que representas, como un todo, como un conjunto.
Te extraño, aunque suene desesperado.