Quienes me inspiran a seguir

jueves, 7 de julio de 2011

Frío




Cuando hace frío recuerdo, por alguna razón, las veces que abro la puerta del congelador. Abrir la puerta de un lugar que está frío el 99% del año es casi lo mismo. Cuando abres la puerta del congelador ves esquirlas de hielo en el cielo, sobre la carne que, si se cae, revota como un pavo de navidad congelado. Es igual cuando abres la puerta que da al patio de juego de los pingüinos, ves esquirlas de hielo en las cornisas, en las ventanas, tus calcetines se humedecen por el frío y se congelan...

Pero hay otro frío que es igual a este pero, a la vez, muy diferente y ese es el frío del corazón.

Lo sentimos muchas veces en nuestra vida, como por ejemplo, cuando perdemos a un ser querido por nosotros. Es como si lloviera bajo cero a nuestro alrededor, como si te dejaran desnudo en medio de la nieve, como si todo el calor se hubiera marchado para jamás regresar.

No necesariamente alguien tiene que morir para que tú sientas ese frío. Puedes sentirlo al perder una amistad, cuando los lazos familiares se rompen, cuando pasa lo inevitable y te sientes solo, aunque estés rodeado por una multitud.

Ahora siento frío, más del que he sentido jamás...

Y estoy asustada por ello...

Por eso, tú...

Ayúdame a salir de este frío, devuélveme ese sol que me robaste, regresa aquel calor a mi cuerpo, a mi espíritu y, por favor, no me dejes morir sola entre esta nieve helada porque sabes que si te llevas ese calor, si me alejas de tu sol personal, moriré de frío y soledad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario