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martes, 27 de noviembre de 2012

Vómito Verbal

Suceden cosas curiosas cuando te guardas algo y, al final de todo, termina saliendo. Y es gracioso cuando ese algo sale de la manera más esperada pero menos prevista.

Hace unos días nos vimos en una galería y creí haberte dicho todo lo que quería decirte, todo lo que tenía atorado, pero me di cuenta que al final nada ganaba haciéndolo porque terminé chocando, como antes, contra una muralla infranqueable de cinismo y estupidez. Por eso me dije a mí misma que lo mejor sería ignorarte de allí en más. Si volvía a verte en un lugar público simplemente te ignoraría y seguiría con mi camino y con mi vida como si en realidad no existieras, como si en realidad jamás te hubiera visto. Y si por azares del destino -pues el destino es caprichoso, un verdadero hijo de puta- tenía que interactuar contigo sería con lo más usado en el mundo para ser tajante con alguien: monosílabos.

Ahora el problema es que me di cuenta que tú te paseas por estos lugares, leyéndome en silencio, discretamente y saliendo sin haber dejado ninguna huella más de tu fugaz aparición que mi contador de visitas en un número más alto.

¿Y cómo me di cuenta que esto sucedía?

Porque fuiste lo suficientemente idiota de dejarme un mensaje en CaraLibro, reprochándome cosas de las cuales en realidad no tienes derecho alguno nombrar.

Además, tu mensaje aparte de desagradable fue también muy molesto. Creo que, al final de todo, a la única persona de la cual me molestarán eternamente las faltas ortográficas -aunque lo tuyo son más bien horrores- eres tú. Y no tienes idea todo lo que me molesta el haber recibido ese mensaje, el haberme dado cuenta de su existencia un mes después de que lo dejaste. Bueno, nadie puede culparme, hay cosas desagradables que uno ignora de manera inconsciente, eso es un punto para mí.

Ahora, ¿a qué viene todo esto? Pues que te pido. No. Te exijo que no vuelvas a aparecer por estos lugares. Así como no me interesa tu vida tampoco quiero que estés al tanto de la mía. Me tomé las libertades correspondientes de bloquearte de CaraLibro y de miles de aplicaciones sociales que, a pesar de que no las conoces, tampoco es que te falte ingenio -o tal vez sí, demasiado- para imaginarlo y buscar otro método de joderme la existencia.

Porque, al final de todo, no soy yo la que debería agachar la mirada, sino más bien tú. Y por eso, porque yo ya pasé por el ciclo en el que todo es caótico luego de pasar algo fuerte con una persona en la que depositaste tu confianza, es que no tengo miedo en realidad de decir esto. Porque, al final de todas las cosas que sucedieron, yo no tuve culpa alguna más que mi propia tontería de creer que serías diferente a lo esperado. Maldición, las apariencias engañan realmente, porque a pesar de que muchos te ven y dicen "pero que persona más dulce y adorable", yo te conozco de verdad y sé quién realmente eres.

No te sientas tan importante cuando leas esto, en serio. Si llego a verte de nuevo créeme que no será lindo que te diga esto de frente.

Atentamente, la única persona que te apoyó de verdad y a la cual traicionaste y apuñalaste sin piedad esperando que muriera. Sorpresa, soy inmortal ante esos ataques.

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