Quienes me inspiran a seguir

jueves, 22 de noviembre de 2012

Comparación



Por alguna razón, simplemente no podía dejar de pensar en él. ¡La sacaba tanto de quicio! Era un hombre muchísimo mayor que ella que alucinaba con otra persona al verla. Era la cosa más insana que había visto jamás pero… No podía olvidar la forma en la que la había mirado esas tres veces que se habían visto, cada una más bochornosa que la anterior. Bochornosa para ella, por supuesto.

—Te gusta, eso es lo que pasa —dijo con seguridad Angélica, depositando una botella de agua frente a su amiga.

Y definitivamente el peor error que había cometido era ir tras su mejor amiga de lengua viperina para pedirle consejo. Claro, había sido la idea más brillante que se le hubiera ocurrido jamás. Y aunque sabía que su amiga tenía razón, no iba a admitirlo en voz alta frente a ella ni frente a nadie. Ni siquiera delante de un psiquiatra bajo secreto profesional. Nunca.

—No me gusta —suspiró, destapando su botella sin dignarse mirar los ojos verdes de su amiga—. Lo he visto tres veces y puedo decirte que cada vez que lo veo me parece más molesto e irritante.

—Eso no es impedimento alguno para que te guste —sonrió la muchacha de ojos verdes—. No olvidemos que te enamoraste de Ara…

— ¡Ni se te ocurra decirlo! —Cassandra golpeó la mesa con los puños, mirando enfurecida a su amiga. Algunos curiosos voltearon a mirar en su dirección pero a ella, por primera vez, no le importó— Pensé que habíamos quedado en que ese tema era intocable e irrepetible, Angélica. Por favor, deja tus palabras ácidas para una persona que te soporte.

—Eso le da fuerza a mi lógica, Cassandra —Angélica acarició las manos de su amiga, tratando de tener un poco más de tacto con ella. Y es que se olvidaba a veces que su queridísima amiga era un poco… Emocional—. Mira, para que lo entiendas mejor te lo voy a explicar así —la muchacha tomó las dos botellas de agua y las puso una junto a la otra, sonriendo—: ¿Qué diferencia ves en estas dos botellas?

—Ninguna, son iguales —dijo la muchacha de ojos color chocolate, pensando que a su amiga se le acababa de caer el último tornillo.

—No seas idiota, observa —ordenó la muchacha de ojos verdes, perdiendo la paciencia.
Cassandra fijó su vista sobre las botellas, pensando concienzudamente en la respuesta. No había diferencias destacables en ellas aparte de…

—El contenido es diferente —susurró, sin apartar la vista de las botellas.

— ¿Porqué? —inquirió Angélica con una sonrisa triunfal en su rostro— Ambas son iguales, ¿o no?

—O sea, ambas tienen agua, pero las cantidades que tienen son diferentes —agregó Cassandra.

—Ese es mi punto —Angélica captó la mirada de su amiga y sonrió más ampliamente—. Cass, puede que por fuera se vean igual o los sientas igual, pero hay diferencias entre ambos. Diferencias que tienes que aprender a apreciar si quieres dejar ir algunas cosas. Está bien, lo de “él” no funcionó, pero puede que el destino… O lo que sea… Te estén dando una oportunidad. La oportunidad que te mereces.

Cassandra se quedó fija mirando las botellas, sin saber qué decir. Angélica tenía razón, aunque bueno, siempre la tenía, pero eso no iba al caso. Las cosas con “él” no habían funcionado y puede que esa fuese la oportunidad para enamorarse y que, en lugar de ser unilateral, fuera recíproco. Era la oportunidad que se había cansado de esperar pero que había aparecido al final de todo.

—Mejor vamos a clase —terminó por decir Cassandra, tomando su botella y comenzando a caminar hacia la salida de la cafetería.

2 comentarios:

  1. Yo lo único que tengo que decir es que Ange es la cumbia definitivamente, y al parecer realmente siempre tiene la razón xDDD Amo la relación que tienen entre ambas :3

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