Quienes me inspiran a seguir

lunes, 17 de diciembre de 2012

Verde



Y allí estaban de nuevo los tres, gritándose y discutiendo como siempre. A veces se empujaban, tratando de obtener más espacio del que realmente necesitaban, aunque en realidad el espacio donde reposaban era de por sí bastante amplio para todos. Era lo suficientemente grande para que ese mudo espectador se mantuviera apartado del tumulto, simplemente observando.

—Hoy me usará a mí —dijo Negro, sonriendo orgulloso y repartiendo más empujones a los dos que estaban a su lado—. Tiene el corazón roto y necesita ver a alguien que sea el verdadero reflejo de su alma en este momento.

—Eso es una estupidez —apeló Azul, indignado—. Como está deprimida, necesita ver a alguien más que le muestre que puede haber otro color entre tanta oscuridad, pero sin olvidar que la oscuridad nunca se marcha. Ella me necesita a mí ahora.

— ¡Por favor! —bufó molesto Rojo, rodando los ojos— Ella es una mujer apasionada, ustedes no la comprenden. No importa cuántas veces le rompan el corazón, ella sabe que allá afuera hay alguien que está interesado en devolverle la pasión. Me necesita a mí, no a ustedes.

La discusión se mantuvo durante largos minutos más, hasta que la puerta de la habitación se abrió y los tres guardaron silencio, en total expectativa. Pudieron verla encender la luz, secar las lágrimas que rodaban por sus mejillas antes de quitarse la mochila y arrojarla a un lado, sentándose en la cama con el rostro escondido entre las manos. Lo cierto es que ellos tres quisieron sentir compasión por ella, pero estaban demasiado ansiosos por ser de utilidad, por lo que se mantuvieron pensando en sus deseos egoístas.

—Ya basta —la escucharon decir luego de unos segundos, viendo cómo secaba de nuevo sus lágrimas y se levantaba, caminando hacia ellos—. El mundo no se va a acabar aquí y ahora, no señor. No me voy a deprimir.

Y entonces, para total sorpresa de los tres ella estiró su mano y alcanzó a Verde, observándolo con una sonrisa en los labios antes de sentarse en la cama y comenzar a escribir hasta entradas horas de la madrugada.

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