Quienes me inspiran a seguir

sábado, 30 de abril de 2011

Sin sueño ni dolor (Extracto de "Del Amor y Otros Delirios")





02/04/2006

Querido diario:

Hoy me levanté con las ganas de lanzar todo por la borda, otra vez.

Ahora estoy escuchando a The Beatles, pensé que me haría bien dejar un poco lo "fuerte" para poder calmar mi alma el día de hoy pero al parecer me equivoqué como siempre y una vez más.

Bueno, no estoy escribiendo ahora solo para contarte que estoy escuchando música, sino más bien para hacer un descargue extremo de lo que siente mi alma, mi corazón y mi mente, que son tres entes dentro de mi con sus propios ideales, sueños y promesas rotas que se desbordan por las manos llenas de ilusión. Sabes que soy una artista, diario, lo sabes mejor que yo, tus páginas están llenas de mis versos, mis cuentos y mis lágrimas, sabes mejor que yo lo que siento pues cuando lo escribo te lo dejo, te dejo la comprensión y yo me quedo en la duda y no en el entendimiento cuando debería ser al revés. Mucho dirían que entonces me hace más mal que bien escribir en tus páginas que están repletas de mi, de mi amor y desamor, de mis sueños rotos y de esos sueños que nacen como estrellas fugaces o tal vez como simples estrellas. Yo digo que me haces bien diario, eres mi única compañía.

Acabo de mirar el reloj, son casi las tres de la madrugada. Ha sido un día largo para mi, diario, no en la cantidad de horas sino más bien en los acontecimientos que lo llenaron. ¿Recuerdas a Linc? Claro, como no saberlo, las últimas cincuenta páginas de este gran tomo que eres tú están llenas de él, de sus ojos color avellana, de sus labios finos y sonrojados, de su sonrisa, de sus manos de tacto frío que de vez en cuando acarician mis cabellos, de sus abrazos conciliadores, de sus "te quieros" que solo son enviados hacia mi persona como una simple señal de amistad y compañerismo. Cuantas lágrimas no he derramado mientras escribía "Tu retrato en mi pared", cuantas sonrisas no he dejado escapara junto a cada suspiro y cada nuevo verso amoroso que sale desde esta pluma para él.

Hoy diario, he hecho algo terrible y eso me tiene sumida en... No, no es tristeza lo que siento, tampoco es alegría. Hoy, en este minuto me siento sumida en NADA cuando debería estar celebrando o llorando por lo acontecido. Hoy Linc, ese Linc al que le dedico cada momento me ha besado... Y luego de hacerlo me dijo que comenzaría a salir con una de mis mejores amigas. Al principio me gano el estado de "pasme", no sabía que hacer ni que decir así que solo opté por encender un cigarrillo y mirar su bellos ojos avellana como si fuera la primera o la última vez que lo hiciera. Sus ojos estaban tristes, a saber porqué, pero no tenían ese brillo habitual de cada día, fue entonces cuando todo cayó sobre mi como un balde de agua bien fría, como una bofetada dada por el entendimiento. Las palabras salieron de mis labios sin pensarlo dos veces...

"La embarazaste..."

Los había visto coquetear en muchas ocasiones, la atracción entre ellos era inmensa a pesar de que nosotros, Linc y yo somos como un imán, nos atraemos de la misma forma imperante en la que nos repelemos porque nos amamos tanto como nos odiamos. Porque sí, yo odio a Linc, lo odio por ser un idiota, lo odio porque me mira, lo odio porque me toca con ese tacto suyo que me hace estremecer, lo odio por haberme besado hoy, lo odio con la misma intensidad con la que me odio a mi misma en este momento. Y me odio yo en este momento por no haber sido capaz de hacerle un berrinche, de haberle condenado con mis palabras. Quise decirle tantas cosas y gritarle otras más cuando lo vi asentir quedamente, afirmando mi afirmación, valga la redundancia. No lo hice, me guardé como siempre cada gota de sentimiento adentro, muy al fondo, como enterrando la estaca que no me mataría pero que sí estaría allí por mucho, mucho tiempo.

Solo opté por decirle un escueto "Felicidades" antes de dar media vuelta e irme por donde había venido. En el camino de regreso a casa me encontré con mi mejor amiga, quien solo me miró antes de abrazarme, un abrazo conciliador que trataba de hacerme sacar esa tristeza antes de que estallara en un arrebato estúpido de intento suicida. No lloré, no quise hacerlo por mi propio bien. Si lloraba iba a darle rienda suelta a mis sentimientos y no iba a permitir eso en público, ni siquiera en mi misma. Una vez escribí, unas páginas más atrás que si Linc me besaba por la razón equivocada yo iba a olvidarle, por mi propio bien iba a olvidar este amor desgarrador, este que me carcome por dentro en noches como estas, llenas de insomnio y bohemia.

Esta es la última página que habrá de Linc, el último sentimiento, el último cigarrillo que fume por su causa y el último suspiro que lance por él. Cuando esta página acabe no habrá más de él en mi vida, mis cuentos volverán a ser de Caballeros de brillantes armaduras, mis tardes las pasaré sumida en mis libros, en los versos de Neruda y el terror de Poe. Miraré el océano con los mismos ojos que lo hacía antes de conocerlo, suspiraré de cansancio y no por él, porque me he dado cuenta que Linc no lo merece, no merece mis suspiros ni mis lágrimas, ni mis sonrisas... Ni nada de lo que puedo darle u ofrecerle. Hoy Linc será borrado de mi sistema como borras un virus de tu computador...




30/04/2011

Querido diario:

Hace cinco años prometí no escribir sobre una persona nunca más, ¿lo recuerdas?

Hoy he visto a Linc después de mucho tiempo, tanto que hasta CASI lo había olvidado. Fue un encuentro fortuito, casi tan improbable como que saliera el sol luego de tantos días abochornados. Salió el sol y Linc decidió que era un buen día para pasear cerca de la casa de mi mejor amiga. Yo fumaba, venía de la tienda, un paquete de cigarrillos para mi y otro para Kari cuando sentí una mano cerrarse en mi hombro suavemente. Di un respingo asustado, lista para gritar de ser necesario cuando me encontré de lleno con esos ojos avellanas que hace mucho tiempo y durante un largo tiempo más me arrebataron el sueño.

Dijo mi nombre casi en un susurro y yo me negué a decir el suyo, decirlo era hacerle notar que lo recordaba, así que solo solté un escueto "Hola". Me preguntó si lo recordaba y asentí quedamente... Luego comenzó a preguntar de mi, de lo que había hecho en estos años, de si estaba bien y recalcó que los años no habían pasado en vano. Me sentí mal durante un segundo, como si estuviera haciendo algo malo mientras todos mis sentidos me gritaban que me fuera de allí, que lo dejara atrás como la última vez que lo vi. No lo hice.

Charlamos largamente, me acabé casi la mitad del paquete de cigarrillos por lo que me devolví a la tienda con él pisando mis talones y sin dejar de intercambiar palabras vanas, sin importancia, hablando de que el clima estaba bonito. Compramos, volvimos, me dejó en la entrada de la casa de Kari y mi móvil comenzó a sonar. Un mensaje de texto que decía "Aléjate de él y sube inmediatamente", sonreí ante la cara que debía tener mi amiga, que de seguro me miraba por la ventana. Le dije a Linc que había sido un placer hablar con él nuevamente y que esperaba siguiera bien. No pregunté por Rose, no quise hacerlo.

Y aquí viene lo peor... Cuando puse mi mejilla para despedirme de él, súbitamente tomó mi rostro entre sus manos y me plantó un beso. Lo dije hace cinco años, nosotros somos como un imán solo que ahora yo no le amo, incluso, en este minuto lo odio más que antes y eso me molesta pues debería serme indiferente completamente. Cuando miré sus ojos avellanas noté que brillaban y me sentí FATAL, casi como si estuviera traicionando algo muy importante y preciado. No pregunté, no dije nada, solo hice que mi mano soltara el cigarrillo y le planté senda cachetada. Le dije que esperaba no volver a verlo en mi vida y luego entré hecha un huracán a la casa, comiéndome senda bronca de mi mejor amiga y por defecto de su novia.

Debo decir que ahora me estoy riendo, pero hace treinta minutos no lo hacía, claro que no. Se me quitó todo el sueño y traté de ahondar en mi corazón para ver si había quedado algún residuo de él, encontrándome solo con una sonrisa que se habría paso entre la bruma de mis pensamientos y emociones. Me sentí una cualquiera, más no había dolor ni amor para ese hombre olvidado y eso me hizo sentir mejor.

Ahora me voy, diario, no quiero llenar estas nuevas páginas de él, esta, lo juro, esta será la última vez...

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