Quienes me inspiran a seguir

lunes, 4 de abril de 2011

Palabras





Normalmente las personas nos recuerdan por el resto de sus vidas relacionándonos con las palabras que una vez dijimos.

Yo recuerdo a Fatima por su frase histórica de "Si lloviera mañana sería una iguana", a saber a qué se refería con eso, pero siempre que la recuerdo me dan ganas de sonreír.

A Marianela la recuerdo por aquella frase motivante y estúpida de "Tienes piernas, camina, si no las tienes te impulsas con los brazos y si no tienes extremidades arrástrate como gusano". Cuando recuerdo eso me dan ganas de correr como ella lo hacía.

Ichi... Siempre la recuerdo por aquella frase de "El mundo no basta, jamás nada es suficiente". Ella era una luchadora de verdad.

Ahora me pregunto... ¿Porqué recordamos con más intensidad a los muertos que a los vivos? Digo, a los vivos los tenemos a nuestro lado, acompañándonos, siendo capaces de crear bellos recuerdos todos juntos, pero siempre olvidamos a nuestros vivos para llevarnos el recuerdo amargo del funeral del muerto, al ver como la tierra se los lleva para jamás volver a mostrarnos su alegría deslumbrante y sus sonrisas.

Sabemos que jamás sus palabras volverán a ser un bálsamo para nuestras heridas y que lo mejor siempre sería buscar refugio en los brazos y en las palabras vivas de nuestros vivos, valga la redundancia. Refugiarnos en esas palabras que son como música decadente cuando lloran y como ruido ensordecedor cuando ríen nos podría llenar de un sentimiento pleno de verdad, pero los humanos somos tan estúpidos que ni eso podemos hacer bien.

Ahora recordemos aquellas palabras que siempre quisimos escuchar y que terminan siendo al final las que nos comienzan a asesinar...

"Te amo"

El amor cuando es posesivo es como acero. Rompe, arroja, desgarra y destroza, te destroza para transformarlo en nada más que amargura y hiel que se instala para siempre en el fondo de tu ser, cambiando lo que alguna vez fuiste.

"Te odio"

Duele menos cuando lo escuchas de alguien que siempre supiste te quiso. ¿Porqué? Pues fácil, porque te conoce, porque sabe como eres y porque sabes que tiene razón cuando recalca todos tus errores y defectos.

Entonces te das cuenta que sufres más cuando sientes que cuando no lo haces, por eso a veces, solo en ocasiones como la mía es mejor transformarse en una cáscara vacía. Así no hablas y las personas no tienen como recordar tus palabras.



† Edén †

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