Quienes me inspiran a seguir

domingo, 16 de enero de 2011

Elemental




Estaba yo en ese salón, piernas cruzadas y esperando que todo pasara pronto. Odiaba ese salón, pero no por cosas como la exquisita decoración en matices neo-clásicos con mezclas retro, tampoco por los colores que viajan desde el vino tinto hasta el celeste pastel, ni mucho menos por los muebles hechos en madera caoba que se desperdigaban por aquí y por allá. No, yo odiaba ese salón por una razón muy diferente, ¿quieren saber por qué? Pues se los diré... Día de psicoanálisis.

Si, escucharon bien, día de "psicoanalizarme".

Para aquellos ignorantes que no estén familiarizados con la situación los pondré al corriente, será algo así como una advertencia. Estoy loca... Y sí, lo digo muy en serio. La verdad de las cosas es que pienso que todo el mundo sin excepción está loco. Vuelvo a repetir, escuchaste bien. Tú, si tú, ese que escucha mis pensamientos sin permiso, a ti te hablo, estas loco. Y ese que está junto a ti también y no dejemos fuera al de la tercera fila. Todos en este maldito planeta están locos, y obviamente me incluyo en ese grupo de personas afortunadas. Ahora bien, ¿quieren saber por qué pienso todo esto? Pues la respuesta es bastante sencilla. POR QUE SÍ. Punto.

Hay no, allí viene, sonriendo con esa sonrisa que odio, con esa condescendencia que detesto. Me encantaría tomar aquella silla de la esquina y partirle la cara a ese estúpido que se hace llamar "especialista". Aquí va, otra explicación. ¿Que porqué me metieron en este loquero? Pues porque soy una persona malvada, sarcástica y desgraciada que no sabe controlar su legua.

El tipo ese se sienta en su silla tan cómoda mientras yo me hundo en el sillón de cuero negro de tres cuerpos como si me estirara cual gato en mi propia sillón. Y es que este mueble es prácticamente mio, paso dos horas de cada día desde hace dos meses aquí, de lunes a lunes, de seis a ocho, sesenta y dos días, misma hora mismo canal solo para que me invada en preguntas y me haga sentir como una rata de laboratorio. Lo bueno de esta experiencia es que he aprendido a charlar conmigo misma. ¡Esperen, eso ya lo sabía hacer desde hace año!

-¿Cómo te encuentras hoy, Kashiri? -me saluda abriendo su agenda, esa que tiene especialmente para mi.

-Igual que ayer... -contesto ácidamente encendiendo un cigarrillo.

-Déjame recordarte que cada día dices lo mismo desde que iniciamos tu terapia -dice el muy muy mirando mi cigarrillo de manera reprobatoria. Que se le ocurra decirme algo porque lo mato.

-Pues deje que me asalte un payaso con una pistola de rayos láser y luego me pregunta, ¿quiere? -ese fue mi mejor sarcasmo de la semana, cada día me vuelvo mejor en esto.

-Me encantan tus sarcasmos -me devuelve la pelota y yo me atraganto en la nicotina esperando que el suplicio se acabe-. Aunque me gustó más el de la semana pasada, ¿como iba? ¿Que tu móvil se había marchado donde...?

-Eres un idiota, ¿sabias? -podría demandarme el tipo este, pero es tan estúpido que aún no se le ocurre.

-Bueno -susurró él aclarándose la garganta-. Hoy nos tocan tus sentimientos, ¿quieres acotar algo nuevo?

-Me siento como una rata de laboratorio -mascullé arrojando la colilla a su inmaculada alfombra, él ni se movió.

-Lo mismo dijiste ayer... -silencio. Se me estaban acabando las ideas- Y, ¿que tal tu día?

-Eso ya lo preguntó, idiota -suspiré buscando mis cigarrillos y es que el hombre me sacaba de quicio.

-Solo quería saber si estabas atenta a nuestra charla -maldita sea, odio la psicología invertida-. Ahora bien, ¿como está ella?

-No te lo diré -cuenta hasta diez, Kashiri, cuenta hasta diez...

-Aún tienes ese remordimiento -agregó el psicoanalista sin siquiera mirarme.

-Eres idiota -sí, estoy cayendo en lo pero ya me vale madre.

-Te sientes tan culpable de amar a alguien de tu mismo sexo que te encierras en ti misma hasta que solo eres capaz de mantener contacto con el mundo por medio de tu mal humor -dijo el tipo ese que odio, dando dolorosamente en el clavo.

-No se trata de sinceridad, se trata de imagen -contesté secamente inhalando el humo del tabaco. La sinceridad por un día no me va a matar, ¿o si?

-Viniendo de parte de una persona propensa al suicidio estúpido son grandes palabras -cuanto te detesto, Blass.

-Mira, déjame que te lo explique con manzanitas para que tu pequeño cerebro lo entienda -comencé perdiendo la paciencia-. Ella es una mujer y, ¡sorpresa!, yo también soy una mujer. ¿Esa relación puede existir?

-Déjame que te diga algo -oh no, esto es serio. ¿Acaba de dejar su agenda a un lado y me está mirando?- El amor es universal, por lo que no importa el sexo, la edad ni toda esa mierda que la sociedad trata de meterte hasta por los codos. Lo único que importa es que el amor no discrimina y si tú amas has de hacérselo saber al mundo. Es un principio elemental.

-¿Me estás diciendo que acepte que soy lesbiana y que además le proponga una relación? -pregunté por poco y atragantándome con el humo del cigarrillo.

-Sip -contestó él llanamente antes de quitarme un cigarrillo.

Okey, ahora si el mundo está loco, aunque... ¿Qué puedo decir? Esa lógica de verdad fue algo aplastante.

2 comentarios:

  1. jajaja pobre psicólogo, la clave de ellos será la paciencia?
    no puedo parar de reír xD

    ResponderEliminar
  2. muajajjaja XD
    psicolocos mi madre adoptiva es psicoloca
    y el hijo le salio mas loco
    XD
    muajaja
    XD
    q risa
    XD
    me rio como demonio
    =P
    muajaja muajajaja muajajaja
    saludos Victoriaaaaaa

    ResponderEliminar