Quienes me inspiran a seguir

viernes, 14 de enero de 2011

El precio de la Libertad...


Había una vez una chica que dio su vida para proteger a una persona importante.

Ella no era perfecta, ella no era invencible... Nació como una simple niña humana pero con un corazón de oro. El deseo de la libertad y de proteger a las personas que ella quería la impulsaba a seguir.

Ella encontró la fuerza para ir contra quienes controlaban su vida. A esas personas no les gustó aquello, era consciente de demasiadas cosas. Dieron la orden de matarla a ella y a sus seres queridos.

Aunque podría haberse ocultado ella no lo hizo, porque había hecho una promesa con la persona que amaba.

Pasó el tiempo y la promesa se mantuvo, pero la orden también...

Al final decidió arriesgar su vida y así volver con aquel que amaba. A punto estuvo de lograr su meta, al intentar salvar a su amado es capturada...

Y asesinada...

Aún así ella jamás se rindió, mantuvo siempre sus ideales y le confió su honor y sus sueños a esa persona por la cual vivió y murió.

Sus sueños siguen con vida en cada uno de nosotros. Quienes la conocimos le pedimos que sus alas nos lleven lejos, a lo más alto del cielo...






Guardó silencio, la voz se le estaba quebrando y no era para menos. Contar aquello que había presenciado le estaba rompiendo el corazón. El hombre por el cual su amiga había muerto no valía la pena, ni aún ahora, luego de contar tantas veces su historia.

-¡Que es lo que sigue! -exigió saber una pequeña completamente vestida de rosa.

-¡Yo también quiero saber, tía Henrietta! -imploró otra pequeña mordiéndose los labios.

No, no podría continuar por ese día, sería demasiado para su cansado pero joven corazón. Apuró a que los niños, los hijos de la resistencia se fueran a dormir antes de relajarse fumando un cigarrillo y mirando las estrellas.

Por alguna razón, al sentir la brisa de la noche, la nicotina en sus pulmones y observar las estrellas sentía que era capaz de estar un instante más con esa mujer que tanto les había enseñado sobre la vida y el amor.

-Aún no creo que hayas hecho lo correcto, Miralys...

Susurró antes de sentir como una lágrima rodaba por su mejilla.

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