Quienes me inspiran a seguir

lunes, 1 de octubre de 2012

Notas de Papel [Edén]

Tal vez me he equivocado
Tal vez mañana sea un gran día
Tal vez hoy pueda recordarte
Tal vez no me estoy esforzando lo suficiente
Tal vez encontraste a alguien que te ame de verdad
Tal vez nuestra unión haya sido solo cosa del destino
Tal vez nuestra separación haya sido cosa del odio y la violencia
Tal vez ayer, cuando te escuchaba reír, no le tomaba la suficiente importancia
Tal vez hoy tu sonrisa me parece incluso más bonita
Tal vez mañana, al darme cuenta que no estás a mi lado, te recuerde bien
Tal vez algún día dejaré de tener tanto miedo
Tal vez un día seré sincera y diré que siento miedo
Tal vez un día llegue a ser más precavida
Tal vez no me creeré nunca una sola de estas palabras
Tal vez algún día aprenderé a decir lo que siento de verdad
Tal vez te extraño demasiado, pero no sé como decirlo
Tal vez nunca dejará mi corazón de latir por ti
Tal vez... Nunca te devolví tu corazón...
Y tú nunca me devolviste el mío...


—Edén, regresa aquí en este minuto —susurró alguien a sus espaldas, desde las sombras.

Ella se volteó, su mirada echando chispas, los puños apretados y la garganta seca, señales claras de que si no la dejaban salir de allí por las buenas, buscaría la forma de hacerlo por las malas. Odiaba estar encerrada. Odiaba tener que soportar a personas insoportables. Odiaba tener que estar allí solo porque una niñita ingenua y cobarde no tenía el valor suficiente para enfrentarla.

—¿Es una orden? —susurró, su mirada clavada de pronto en el papel que le habían arrebatado, papel con la tinta aún fresca en su superficie.

—Es una sugerencia y un chantaje —susurró la voz sin cuerpo, el papel extendido frente al lugar donde debería estar su rostro—. No sabía que eras poeta.

—Vete a la mierda...

Volteó de nuevo en dirección a la puerta y salió airosa de la habitación sin que nadie se atreviera a detenerla. Nadie la detendría porque, al final de todo, ellas también estaban ansiosas por salir. Desgraciadamente ninguna era lo suficientemente rebelde para ir en contra de las órdenes del "superior".

Edén salió del bloque de celdas que la aprisionaban y vio, en la distancia, la montaña. Su casa, su vida, todo estaba en esa montaña. Y ella iba a recuperar lo que le había sido arrebatado, así tuviera que arriesgar su vida para conseguirlo. Porque un papel con sus sentimientos jamás expresados no era nada comparado a todo lo que tenía deseos de gritar al viento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario