Quienes me inspiran a seguir

viernes, 20 de enero de 2012

Diamantes


Hay cosas que uno quiere decir muchas veces, pero siente que las palabras no alcanzan para darlo a relucir. Hay veces que uno conoce diamantes, pero unos diamantes tan brillantes que tienes la obligación de tenerlos contigo entre tus manos para siempre, porque su luz de piedra preciosa es todo lo que tienes para alumbrar tu camino.

Una vez leí que los seres humanos, las personas, tenemos un número de perlas con las que nos topamos en esta vida, y son muchas, pero tenemos un número reducido de diamantes, que son esas personas que cambian nuestras vidas por completo.

Esta entrada es para ustedes, mis diamantes, y aunque diré cosas de lo más cliché [de seguro y por firmado lo acepto], les digo que aún así salen desde el fondo de mi corazón.

A mis diamantes:

F.: Ay hermanito, ¿qué puedo decir? Me has enseñado tanto en este corto [o largo] tiempo en el que hemos compartido. Tanto me has enseñado que me faltan palabras para agradecer lo que haz hecho por mí. Me has devuelto parte de lo que una vez fui, me mostraste que el mundo es más allá de lo que quiero ver, que la vida es más de lo que aparenta, que las personas son más que máscaras. Mi diamante, el primer diamante de esta lista, eres tú. F., ahora puedo decírselo con toda la sinceridad del mundo: Sí, vale la pena ser feliz.

M.: ¡Corazoncito! ¿Qué te digo que no te haya dicho antes? Es que ya no sé, ahora sí me quedé sin palabras. Solo puedo repetir los agradecimientos, mi diamante en forma de corazón, porque no sé que más decir. Gracias por estar cada día junto a mí, gracias por estar allí, al pie del cañón cuando me sale todo el lado EMOcional de la vida, gracias por no rendirte conmigo, por perseverar, por tratar de mostrarme que el espejo está más empañado de lo que yo aparento que está. M., gracias por recordarme que sí soy valiosa.

An.: ¡Mío de mí! Mi tercer diamante, aquel que no se rinde cuando de levantarme los ánimos se trata. Me animas, desde hace meses [desde que nos conocemos] me demostraste que siempre serás el pilar que soportará las paredes que quieren caer sobre mí. Y solo puedo decir que sin su alegría, sin sus ganas de mostrarme que la vida no es tan mala, no podría sobrevivir. Siempre diciéndome que soy fuerte, tanto que pareces a veces un disco rayado. An., ahora te lo digo: Te creo, solo que se me olvida, pero sí te creo.

N.: Ay cielo, tan parecidos nosotros dos. Siempre velando por la felicidad de los demás, aún a costa de nuestra propia felicidad y de nuestra propia cordura. Hoy de nuevo he aprendido la lección al hablar contigo. Un poco de egoísmo de vez en cuando no es malo, cielo, no es nada de malo. Me gustaría que hablaras un día con F., M., y An., que ellos seguro te mostrarían esto que te digo de la misma manera en la que yo trataré de enseñártelo, aunque no sea buena en eso. N., tómate las cosas con calma, a veces solo hace falta respirar. Eres un diamante, que nadie te diga lo contrario.


J.: Aunque no hemos hablado por mucho tiempo por diversos factores, pondré aquí a este diamante que eres tú porque te mereces este espacio. J., siempre me mostraste la calma luego de la tormenta, con tus palabras me mostrabas un océano de posibilidades que yo no quería ver porque estaba demasiado ocupada peleando con F. sobre mis propias inseguridades. Gracias por insistir, porque gracias a esa sabia insistencia y gracias a ese consejo [Just Breathe] hoy me siento muchísimo mejor conmigo misma y con el mundo. J., gracias por devolverle paz a mi alma.

Ab.: ¿Qué decir sobre este diamante perdido? Porque sí, Ab., estás más perdido que un barquito de papel en el océano, pero quiero que sepas que te recuerdo cada día. Gracias a ti pude encontrar el valor en el fondo de mis entrañas para decir basta a aquella situación absurda. Gracias a ti pude mirar a mi alrededor y ver que destruía a otros sin querer solo por culpa de mi temor. Aunque no estás aquí para ver el cambio, quiero dejarlo plasmado, porque para mí es importante dejarlo por si un día, se acaso, entras a este Blog y te encuentras con estas palabras. Ab., a ti, simplemente, un beso.

L.: Mi diamante de hielo, así te he bautizado en secreto. Debo decir que al principio me asustabas [aunque creo que aún me asustas un poco] pues tu comportamiento es tan... Sí, es frio, pero sé que no es a propósito o porque te caiga mal o algo así, es que tú eres así. Si J. es la calma luego de la tormenta, tú L., eres la calma antes de la tormenta. Esa calma fría y calculadora, que es el aviso de lo que se viene pero no es dañina per sé. Gracias a esa calma fría aprendí de ti, pero eso me gustaría decírtelo a la cara. L., a ti también, simplemente, un beso.

E.: Querida linda mía, mi pequeño diamante de fuego que se pierde por meses y luego vuelve sin saber cómo hacer las cosas en R. ¡Y encima con novio! Jamás me lo hubiera esperado, o tal vez sí, no lo sé. E., eres la personita más especial que he conocido en este último tiempo. Llenas los minutos de risas y color, tienes esa personalidad que anhelo, que me encandila, que me llena, que me encanta ver. Me gustaría aprender un poco de esa espontaneidad de la que posees, eso sería lindo. E., eres la chica más grossa que he conocido, nunca cambies.

Ja.: ¡Guapa hermosa de mi corazón! A pesar de que tú y E. son más bien parecidas en muchos aspectos, ambas son tan diferentes que me encantas de la misma manera en la que me encanta ella, pero de manera diferente. Mi diamante que es más estrella que otra cosa, porque eres tan inalcanzable que llega a dar miedo. Linda hermosa Ja., me has enseñado que sí, hay que tener ovarios para algunas cosas y tú definitivamente los tienes. Te envidio, envidio de manera sana tu fortaleza. Ja, prométeme que jamás vas a cambiar, que no dejarás jamás que alguien te cambie.

L. & I.: Mis diamantes siameses, tan lindos. Ustedes siempre juntos, es primera vez que veo a una pareja tan linda y tan unida en toda mi vida. A ustedes no puedo ponerlos por separado porque, a mi parecer, sería mutilarlos, así que para ambos va esto. L., I., muchísimas gracias por acogerme en su enorme familia cuando me sentía desvalida, muchas gracias por darme tanto cariño sin siquiera conocerme, gracias por estar allí hasta en mis peores momentos. Siempre serán diamantes hermosos, porque juntos brillan más que una estrella.

Mn.: ¡Tío! Suena tan raro esto en esta entrada, pero eres el diamante que tomó el lugar del tío sobre protector en mi vida, y me encanta. Puede que las personas lo vean como una estupidez y que no lo entiendan, pero gracias a que L., I., y tú me han acogido en su círculo enorme de gente linda, me siento viva, aunque nos veamos poquito. Mn., solo quiero decir que aunque las cosas a veces se vean raras, no lo son tanto, porque seguro ya aprendiste que el amor todo lo puede, ¿no?

Fe.: Último diamante pero no por eso menos importante. A tí, mi querido Fe., solo tengo que decirte una cosa porque lo demás siempre nos lo reafirmamos en las charlas que siempre tenemos. Fe., tú y yo estaremos juntos siempre, pase lo que pase, y siempre tendremos el apoyo incondicional del otro, ¿cierto?

Y lo último que debo agregar en esta entrada, que va para todos es...

Me siento súmamente afortunada de tenerlos como mis diamantes, no podría pedir nada más para ser feliz. Gracias a todos por dejarme ser el acero que los una, aunque algunos de ustedes ni se conozcan. De alguna manera encontré la manera de juntarlos a todos por una vez aunque sea, y es en este Update. Gracias a todos mis diamantes, por enseñarme todo lo que me han enseñado y por continuar enseñándome lo que falta mientras la vida y el destino nos quiera juntos.

Los amo a todos.

1 comentario: