Quienes me inspiran a seguir

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Fuego y Hielo



Ella:

Una vez me dijeron que era como el fuego. Que quemaba con tanta fuerza que podría derretir los corazones de quienes me rodeaban con solo una mirada, pero yo no les creí al principio, más ahora veo a qué se referían.

No puedo controlar la forma en la que te observo, la forma en la que mis ojos te siguen sin poder contenerlos, sin poder hacer más que rehuir la mirada cuando me encuentro sorprendida mirándote con tanta ahínco. Y no puedo tampoco dejar de observarte, no puedo dejar de ser fuego porque eso es lo que soy. Sé que no te gusta el fuego, lo siento, no puedo controlarme. ¿Podrás amar a esta pobre alma que quema, sin querer lastimar a los demás? ¿Podrás amarme aún sabiendo que puedo destruirnos en el proceso? ¿Podrás decirme que me amas y luego soportar la explosión de sentimientos mientras yo ardo, sabiendo que no puedo evitar destruirte?

Lo siento, hielo. Te amo demasiado y no puedo permitir que por ser tan diferentes eso nos separe. Estaré contigo aunque eso enfríe mi piel ardiente y apague mi corazón en llamas.

Él:

Siempre que me observas siento que me quemo, y sé que no puedes evitarlo pues tu inocente y torpe manera de ser es así. Y es que tú sabes que estoy hecho de hielo, querida, sabes que no puedo estar cerca de ti sin consecuencias.

Yo tampoco puedo controlar la forma en la que te quiero, con este amor gélido que me domina, con este frio que cala los huesos y las almas de quienes quieren acercarse a mi alma serena y pausada en el tiempo y el espacio. Mi alma ha estado tanto tiempo herida, la sangre ha manado tanto de allí que todo el calor terminó por esfumarse solo para dejar en ese lugar un pozo translúcido transformado en máscara de imparcialidad, de inexpresión, de mil cosas que jamás nadie sabrá. ¿Podrás perdonarme por las lágrimas que te haré derramar? ¿Podrás perdonarme por querer alejarte de mi de manera inevitable, solo por verte brillar un poquito más y un poco más que el sol, también?

Lo siento, fuego. No puedo permitir que te apagues mientras tu calor me derrite, no puedo permitir que tu sonrisa sea nublada por el vapor en el que me trasformaré si me mantengo cerca de ti.

Ambos:

Nuestro destino es estar tan cerca como para matarnos o estar tan lejos como para morir de ausencia del otro...

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