Quienes me inspiran a seguir

sábado, 26 de febrero de 2011

Carta de una madre a su hijo no nato




Querido hijo mio:

Cuantas noches te he añorado, extrañándote solo como una madre sabe hacerlo.

A pesar de que las circunstancias no fueron idóneas, yo te amé desde el momento en que te sentí crecer dentro de mí, pasando noches completas arrullándote, cantándote y escribiéndote versos para ser tu orgullo, para que cuando nacieras y fueras mayor los leyeras y supieras cuanto te he amado desde siempre.

Costó mucho convencer a tu abuela de cuanto te amo, convencerla de que jamás te abandonaría. Comenzaste a ser mi luz desde el momento preciso en que te diste a conocer, dándole un vuelvo a mi corazón, haciéndolo latir por ti. Y yo me juré protegerte de todo mal a costa de mi propia vida. Que mala madre fui al dejarte morir.

Mi precioso sol, que llenaste mis días de alegría, que sacaste lo mejor de mi... ¿En el cielo me esperas ya? Espero que si, porque te mereces eso y mucho más. Te juro que cuando muera te buscaré para al fin verte crecer, para darte el amor que mereces y para ser la madre que quise ser para ti.

Perdóname por no haberte cuidado como era debido, lo siento tanto, pero por lo menos sé que en la próxima vida vamos a estar juntos otra vez. Te sentiré creciendo dentro de mí y seremos ferlices de una buena vez.

Mi amado Dema, te fuiste primero, pero espero me esperes en el cielo, aunque eso suene muy redundante... Y perdona a mami por usar palabras difíciles, es que no sé usar otras ya.

Ya pronto vamos a estar juntos, juntos para siempre. Por lo pronto me despido con millones de besos que tienen tu nombre y con abrazos cálidos para hacerte dormir plácidamente, velando tu sueño como centinela incansable.

Con amor, mamá

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