Quienes me inspiran a seguir

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Duele


Corrí tras ella como si la vida se me fuese en ello. No podía alcanzarla, era una silueta ya lejana pero debía continuar. Su partida dolía como el infierno, dolía respirar su ausencia, dolía no escuchar su voz, dolía estar molesta con ella pero dolía más decirle adiós. Sujeté su mano cuando la tuve cerca y jalé de ella para frenarla, más solo me miró con sus bellos ojos azules antes de que su voz muda me llegara desde todos y ningún lugar.

-No puedes seguirme a donde voy, debes dejarme ir...

Se desvaneció de mi agarre como vapor, sus telas húmedas por tanta lágrima derramada, tanto llanto ajeno se perdieron entre las nubes y el alcohol. Se había marchado y era normal, estaba muy lejos de mí ya.

Dolía respirar sin ella, dolía estar lejos de su calor. El sarcófago vacío me recibió al abrir los ojos, el llanto empapando el cristal donde sus bellos ojos reposaban protegidos por la piel pálida, tan aterciopelada como era. Dejé de llorar, no merecía estar atada a alguien como yo, ya no merecía el valor que no podía darle. Suspiré su nombre antes de alejarme, salir perdiéndome tras el umbral de la puerta abierta y dejando que la lluvia limpiara mi alma.

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