Quienes me inspiran a seguir

miércoles, 1 de mayo de 2013

Diálogo


Se abre el telón. Dos siluetas en la oscuridad. Una femenina, una masculina.

Intercambian una mirada, uno sentado a cada lado de la enorme mesa de madera que estaba dispuesta entre ellos. Sobre la madera, un sinfín de fotografías relatando historias, momentos vividos, momentos desgarradores, momentos crueles. Pocas eran las imágenes que había entre ellos que iluminaban la oscura habitación repleta de sombras. Pocas eran las imágenes que podían llegar a aumentar un poco el calor del lugar, menguando el frio que extendía sus gélidas garras entre y alrededor de ellos.

Uno de ellos, la sombra femenina se levantó. Dejó frente a la silueta masculina una lata y regresó a su lugar sin que siquiera resonara el eco de sus pasos. Encendió un cigarrillo y suspiró.

—Tic, toc —dijo ella, aspirando el humo hasta que su garganta y sus pulmones quemaron—. Tic, toc.

—Sí, sí. Tic, toc —contestó él con hastío, aunque claramente divertido.

—Es claro que el problema no es encontrar la salida, sino más bien decidir cuál de todas las salidas es la menos dolorosa y la que te acercará más a tus metas futuras y con el menor daño y riesgo personal posible —admitió ella, sonriendo como el gato Cheshire—. ¿Es eso cierto o solo estoy desvariando?

—Puede que sea cierto, ¿quién sabe? —afirmó él, dándole un sorbo al contenido de su lata—Aunque a veces es mejor tomar un camino que te destroce hasta casi la muerte que tomar uno que no te llevará, al final de cuentas, a ningún lugar.

—¡Oh, vamos! ¿En serio te crees ese discurso? —se mofó ella, claramente fastidiada, pero aún así con un amago de sonrisa danzando en sus labios.

—¿Y tú en serio te crees tu discurso? —inquirió él, retándola con la mirada.

Silencio. Un momento en el cuál las palabras y las miradas estaban cargadas de irónico desafío. El silencio se rompe cuando ambos sueltan una estridente carcajada.

—Por lo menos tenemos claro que pensamos de maneras similares. Es un buen comienzo —ella le dio una nueva calada al cilindro, complacida.

—O tal vez pensamos de maneras opuestas, pero que pueden llevarnos en la misma adecuada dirección —él le dio otro sorbo a su lata, satisfecho.

Se cierra el telón. La luz se filtra a través de un túnel, anunciando el camino que se habrá de tomar. Un diálogo altamente productivo y satisfactorio.

1 comentario:

  1. Como siempre, un relato magnifico, intrigante, muchas veces me he preguntado si son Quimeras de su imaginación o simplemente una forma literaria de contar lo que esta viviendo.

    Solo queda decir magnifico, como la autora.

    Pd: Que alegría tenerla de vuelta la tinta digital ^^

    ResponderEliminar