Porque
he entendido y comprendido que la alegría no es lo mismo que la felicidad.
La
diferencia se nota, es palpable, sensible, hermosa y dinámica. Puedo sentir la
alegría misma más que como un simple concepto, puedo sentirla como se siente el
verano en la piel, en los huesos y en la respiración. Brilla, huele y es
caricia de pétalo de una nueva flor que descubro a cada segundo y para siempre
desde este momento.
Alegría,
alegría, alegría… Jamás te dejaré ir.
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